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TEATRIN VIAJERO

Lecturas

En el XXIX Festival de Oriente, Ecuador dio vida al Quijote

<strong>En el XXIX Festival de Oriente, Ecuador dio vida al Quijote</strong> Por: Jenny Lozano
Fuente: EL UNIVERSAL

Barcelona. Con marionetas, títeres y un toque de humor, el grupo teatral ecuatoriano La Espada de Madera llevó a las tablas una versión libre de El Quijote, en el marco del XXIX Festival de Teatro de Oriente.

La pieza teatral, en principio pensada para niños y adolescentes, tomó según sus creadores un rumbo inesperado. Para Patricio Estrella, director de la agrupación, este montaje pretende dar a conocer "de manera amena" algunos fragmentos de la obra de Miguel de Cervantes, la cual celebrará su cuarto centenario el próximo año 2005.

Para completar esta lectura, vaya a:

http://eluniversal.com/2004/10/28/til_art_28260G.shtml

BREVE HISTORIA DEL TEATRO DE TÍTERES EN CHINA

<strong>BREVE HISTORIA DEL TEATRO DE TÍTERES EN CHINA</strong> Hace más de mil años, nació el teatro chino de títeres, una de las artes más antiguas y maravillosas del mundo.

Según las investigaciones, el teatro chino de títeres se inició en la época de la dinastía Han y alcanzó su desarrollo en la dinastía Tang. Su origen tiene una relación directa con las estatuillas de madera que encarnaban el canto y la danza.

En la dinastía Han, el teatro de títeres alcanzó una formación que le permitía escenificar cuentos sencillos. Hasta la dinastía Tang, este arte escénico tuvo un gran desarrollo. Pero fue en la dinastía Song cuando el teatro de títeres, al enriquecer sus contenidos y diversificar sus formas, alcanzó su época más próspera. Durante las dinastías Ming y Qing tuvo una gran divulgación en las aldeas y nacieron muchas escuelas que alcanzaron caracteres y estilos diferentes.

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http://espanol.chinabroadcast.cn/1/2004/10/19/1@40421.htm

TEATRO-KENIA: Pinocho habla swahili

<strong>TEATRO-KENIA: Pinocho habla swahili</strong> Por STEFANÍA MILÁN y SAMUELE GABBIO

Este artículo ha sido tomado íntegramente de:
http://www.ipsnoticias.net/index.asp

ROMA, sep (IPS) - El escenario al aire libre del Teatro Globe de Roma está rodeado por niños y niñas embelesados: Pinocho, el famoso personaje del escritor italiano Carlo Collodi, ha regresado.

Veinte niños procedentes de Kenia, de 11 a 17 años, conforman el elenco de una versión singular de la historia de esa marioneta de madera que cobró vida y cuya nariz crecía cada vez que mentía.

Cuando la música se detiene, los niños y los adultos del público invaden el escenario. ”Me gustó porque bailaron mucho”, dice Maria Elena, de cuatro años.

Su hermano Carlo Agostino, de seis, le muestra una edición italiana del libro Pinocho a los pequeños actores keniatas. Parecen entenderse a pesar de que unos hablan italiano y otros swahili.

Los niños actores fueron rescatados de las violentas calles de Dagoretti, uno de los 20 barrios más pobres de Nairobi y donde viven un cuarto de millón de personas.

La puesta es parte del programa Niños de Dagoretti Necesitando Ayuda, promovida por la oficina en Kenia de la organización no gubernamental Fundación Africana Médica y de Investigación (AMREF), que asiste a la infancia en situación de calle para reinsertarla en la sociedad.

”Pinocho negro” es muy diferente a la obra de Collodi. Fue escrita por jóvenes keniatas ayudados por el actor italiano Marco Baliani, que a su vez se ofreció para dirigir la puesta en escena y la coreografía.

La historia es presentada en un contexto africano. El País de los Juguetes, aquel parque de diversiones en el que Pinocho y muchos otros niños se entregaban en el libro original a toda suerte de vicios y excesos hasta convertirse en asnos, es aquí un espacio donde los niños pueden jugar al fútbol todo el día... y con zapatos de fútbol de verdad.

En Kenia hay unos 300.000 niños y niñas en situación de calle, más de 60.000 de ellos en Nairobi, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

El número aumenta 10 por ciento al año, según la Red Africana para la Prevención y Protección del Abuso Infantil.

Muchas veces son llamados ”chokora” (basura) por sus mayores. No van a la escuela y con frecuencia son víctimas de violencia. Muchos no tienen otra opción que trabajar en empleos peligrosos o inapropiados para su edad.

”Muchas cosas en mi vida cambiaron gracias al teatro. Me ayudó a encontrar a mis padres y volver a casa”, dijo Nahason Mbugua, de 17 años.

”Antes no iba a la escuela. Me quedaba en las calles e inhalaba pegamento. Ahora estudiamos de lunes a viernes y actuamos los fines de semana”, añadió.

”El teatro nos ayudó a hacer amigos y aprender a estar juntos sin violencia”, dijo, por su parte, Onesmus Kamau, de 13 años.

”Involucramos a toda la comunidad en este proyecto. Trabajamos de forma estrecha con la población. La gente común tiene recursos y debe ser capaz de solucionar el problema de los niños de la calle en su ciudad”, dijo el director del proyecto de AMREF, John Muiruri.

”Primero los ayudamos a encontrar a sus familiares, luego los alentamos a volver a la escuela y a recuperar el contacto con sus comunidades. Esperamos que esto les abra nuevas oportunidades”, explicó.

”Gracias a esta experiencia, ahora ellos saben que tienen deberes y derechos”, dijo Muiruri.

Cuando termina la función, los actores dicen sus nombres y muestran orgullosos sus nuevos pasaportes. La música se detiene y las luces se apagan. Es tiempo de volver a Nairobi. (FIN/2004)

EL NIÑO ESPECTADOR

<strong>EL NIÑO ESPECTADOR</strong> Por Nora Lía Sormani

El teatro se hace entre los que están abajo y los que están arriba del escenario. Si el barrilete vuela, si se produce el hecho de comunión es porque se hizo de a dos, no lo puede hacer solamente el actor, sin el público.

Nos referiremos aquí exclusivamente a las relaciones del niño con el texto espectacular y dejaremos de lado por un tiempo las referencias al lector infantil. De todas formas, muchas de las observaciones que haremos a continuación son válidas también para el texto dramático. Como ya lo explicamos en el Capítulo 1, sin convivio no hay teatro. De allí que podamos reconocer en él el principio de la teatralidad. En ese encuentro de presencias hay un tercer momento que corresponde al espacio de expectación, denominado por Jorge Dubatti “acontecimiento expectatorial”.
En el teatro infantil, sin espectadores, es decir sin niños, tampoco hay teatro. En su actividad como espectadores los niños tienen una conducta diferente a la de los adultos.

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http://www.dramateatro.arts.ve/ensayos/n_0013/nino_espectador.htm

EL MUNDO DE LAS MARIONETAS

<strong>EL MUNDO DE LAS MARIONETAS</strong> Por: MONTSERRAT REJOS

Las marionetas se han utilizado siempre para representar historias y contar cuentos. Se han encontrado restos de marionetas primitivas en tumbas chinas, indias, griegas y egipcias. Las marionetas que se utilizan hoy, en Sicilia y Bélgica por poner dos ejemplos, son parecidas a las antiguas marionetas griegas, se mueven con tiras de metal en la cabeza y con cuerdas y palos en los brazos y piernas. Existen distintos tipos de marionetas. Los romanos utilizaban entre otras muchas las de guante. La Iglesia Católica se valió de ellas para enseñar la Biblía a quienes no sabían leer. También las utilizaron los juglares y acróbatas que representaban por los castillos y mercados de Europa. En el XVI se popularizó en Italia "La Commedia dell Arte", un nuevo tipo de comedia teatral que utilizaba diálogos improvisados, mímica, saltimbanquis y máscaras. Su influjo se dejó sentir en toda Europa. Todavía hoy nos son familiares los payasos Arlequín, Escaramúz y Polichinela.. Los mismos personajes aparecieron en Inglaterra personificados en los populares "Punch y Judy". Las marionetas han formado parte de la cultura de países como Japón, China e Indonesia, a veces con connotaciones religiosas. Eran también conocidas y usadas por las tribus indias de América del Norte, antes de que llegaran los europeos.

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http://www.sgci.mec.es/usa/deparenpar/2002/hacer1.shtml

MARIONETAS VIETNAMITAS AL MUSEO DE TOLOSA

<strong>MARIONETAS VIETNAMITAS AL MUSEO DE TOLOSA</strong> La adquisición por parte del Centro de Iniciativas de Tolosa de 67 marionetas vietnamitas permitirá completar los fondos que integrarán el futuro Museo de Marionetas, que forma parte del proyecto de Centro Internacional de la Marioneta de la localidad guipuzcoana.

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http://www.artezblai.com/artezblai/article.php?sid=2557

Entre máscaras e irreverencias: EL TEATRO DE TÍTERES Y EL TEATRO BUFO CUBANOS II

<strong>Entre máscaras e irreverencias: EL TEATRO DE TÍTERES Y EL TEATRO BUFO CUBANOS II </strong> Por: Esther Suárez Durán

(Cubarte).- Para suerte de la escena titiritera en 1956 surgía Pelusín del Monte.

Pelusín, creación de la fina sensibilidad y lúcida conciencia social de la escritora y periodista cubana Dora Alonso como contribución al programa de desarrollo de la cultura nacional que se proponía desarrollar el Guiñol Nacional de Cuba, es un personaje que se ubica en la concepción titiritera iniciada por Guignol en las primeras décadas del siglo XIX en Francia.

En consecuencia, su diseño nos refiere a la imagen del niño campesino cubano; tiene, por tanto, una clara condición social y su configuración no presenta deformación física alguna, así como tampoco existe procacidad, violencia u obscenidad en su comportamiento pero, en cambio, exhibe una dosis de picardía y desenfado que, a nivel lexical, acompaña un modelo de lenguaje pleno de dicharachos, refranes, modos y figuras enunciativas que reconocemos como propio y que se relaciona con nuestro teatro popular.

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http://www.teatroenmiami.net/modules.php?name=News&file=article&sid=1215&mode=&order=0&thold=0

UN MUNDO DE TÍTERES

<strong>UN MUNDO DE TÍTERES</strong> Entrevista realizada a Roblan Piñero y
Denzil W. Romero

Por: PEDRO R. MONGE RAFULS
(*Fragmentos)

Para mí, lo más importante de mi trabajo es estar seguro que, cada vez que me presento, los niños van a sonreír.
Roblan Piñero.

Participaba en el foro crítico del XIX Festival de Occidente, en Guanare, Venezuela, cuando me tocó presenciar Mr. Flint, un unipersonal para niños del Teatro Bengala. No fui muy convencido al espectáculo de calle ideado y dirigido por Roblan Piñero. Nos llevaron -a los miembros del foro, que al otro día criticaríamos la producción en público- a este barrio popular, a una plaza en pésimas condiciones y donde jugaban un par de niños; jugaban a juegos eróticos y con una malicia nada infantil. Pensé -y hasta comenté a los demás miembros- que mal iba a salir el actor de aquella obra. Piñero se preparaba. De pronto comienza el espectáculo frente a la actitud conformista de los panelistas y la irónica de los niños. El milagro del teatro se hizo, y se hizo inmediatamente. Roblan Piñero logró nuestra atención, los niños dejaron sus juegos y comenzaron a acercarse. Al rato, uno salió corriendo y casi enseguida se llenó la plaza de niños que disfrutaban: atendían al actor, participaban cuando se les pedía y reían y aplaudían. Los adultos parecían niños.
Todos los miembros del foro crítico quedamos impresionados. A mí, ya fuera del Festival, me tocó la suerte de viajar a Valencia y volver a encontrar a Roblan, a Denzil, el director ejecutivo del grupo. Más aún, pude ver el espectáculo navideño que realizaban en el Centro Comercial Metrópolis de dicha ciudad. De allí, me fui con ellos, por carretera a Caracas. Pasamos por La Casa Alejo Zuloaga, en la localidad carabobeña de San Joaquín, donde se iban a presentar, siempre con éxito.
Esta entrevista a Roblan la hice en el carro.

Nací en la ciudad de Anaco, Estado Anzoátegui, en 1969... Comencé a hacer teatro liceísta, en la secundaria y, a los trece años, la primera vez que actué fuera de Anaco, a través del Liceo, me otorgaron el premio a la mejor actuación masculina.
¿Un premio a los trece años?
El Premio José Antonio Anzoátegui, en 1983. Lo volví a ganar en 1984, en 1985 y en 1986. En el ochenta y siete no me dejaron participar... Fui invitado especial. Ya estaba por culminar el bachillerato y había que darle oportunidad a nuevas generaciones.
Nos reímos, claro.
Aprendiste a actuar al mismo tiempo que a leer...
Sí. Comencé en el teatro desde pequeño, en el colegio. A los dieciséis, paralelamente a los estudios de secundaria, creamos en el Ateneo un grupo de teatro para niños. Se llamaba TETI (Taller Estable de Teatro Infantil). Empecé a desarrollarme como director, pero al mismo tiempo estaba en el grupo profesional Catopo, del Ateneo. Allí actuaba para adultos.
¿Todo esto sucede en Anaco?
En 1990 me fui para Caracas. Estuve ocho años allí.
¿Qué hacías en Caracas?
Comencé a trabajar en la televisión, en un programa infantil que se llamaba Chamokrópolis. Hacía el personaje del conejo, que gustó mucho en aquel entonces. Fue cuando entré a Tilingo, la compañía nacional de marionetas de Venezuela (1) y formé parte del grupo por cinco años como actor y se me brindó la oportunidad de incursionar en la dramaturgia. Escribí varias obras; una, La lección de Pirita, fue premiada en 1993.
¿Por qué comenzaste a escribir?
Yo, desde pequeño, he tenido esa curiosidad por escribir. Escribía cuentos, muy cortos, para títeres y gustaban. Una vez que estaba en Tilingo sentí esa gran necesidad de escribir un trabajo que rompiera esquemas -a mí me cansa siempre lo mismo de lo mismo. La línea de trabajo de Tilingo era una línea de obras clásicas y quería tener la oportunidad de plantear un espectáculo ya posmoderno. Así surgió La lección de Pirita, que era una obra que trataba sobre la basura. Trabajé mucho con el rock, con el tango, con música latina.
¿Era una obra didáctica?
Sumamente didáctica sobre la basura. Sin embargo, es curioso que en 1997, cuando se hace un libro sobre la historia de Tilingo se dice que la historia del grupo es antes de Pirita y después de Pirita porque, después de Pirita, comienzan a cambiarse los conceptos del teatro infantil en esta compañía, que es muy importante en el país.
¿Y también dirigías?
No estaba dirigiendo. En 1997 salgo de Tilingo porque el grupo perdió fondos, y entro en la biblioteca nacional Raúl Leoni, del Cafetal, en Caracas. Me di cuenta que había una gran necesidad de hacer teatro allí y me inventé un taller de teatro y de títeres para niños. Yo había hecho "sopotecientos" talleres porque para mí era importante aprender; a lo largo de mi carrera siempre me he estado actualizando en talleres de expresión corporal, actuación, trabajo del actor, títeres, marionetas, cualquier cosa para mi crecimiento artístico es importante.
Pero, ¿tú habías trabajado con títeres?
Sí, había tenido experiencia en Anaco. Y en Tilingo manejé una marioneta de metro y medio, espectacular, que trajeron unos chilenos en la década de los sesenta. Tuve la oportunidad gracias al estilo de Tilingo donde se mezclaba la actuación en vivo con las marionetas. Eso me gustaba mucho.
¿Y qué pasó con los talleres?
Fueron exitosos. De la red de bibliotecas del área metropolitana, que comprenden treinta y seis bibliotecas, me asignan ocho para dictar estos mismos talleres con la finalidad de hacer el primer festival de teatro para niños. Los coordiné conjuntamente con Luisa Salazar. Entonces me llamaron de FUNDESVA -una fundación- para hacer unas marionetas gigantes de cinco metros de alto... La verdad que en ese mismo año, 1997, ocurrieron muchísimas cosas.
¿Qué cosas?
Sí. Al salir de las paredes de Tilingo me di cuanta de la calidad de los muñecos y del concepto de estética que venía manejándose en Tilingo y comparé con las agrupaciones de titiriteros que existían en Venezuela en aquel entonces: trabajaban con títeres muy pobres, con unas producciones muy precarias. Me dí cuenta que tenía mucho que hacer y comencé a impartir clases en varias instituciones culturales de la técnica que yo había aprendido en Tilingo.
Explícame...
Cuando comencé a hacer los títeres en la biblioteca a través del festival y a través de los talleres, me di cuenta que en cada sitio que visitaba todo el mundo hacía la misma técnica, que era la de guiñol o títere de guante y yo estaba proponiendo otra, que era poco conocida, muy poco divulgada: la técnica de varilla, la técnica de media, la marioneta de cuerda, títeres de cuatro mano o de seis manos que son los títeres de mesa. Me di cuenta que había una gran necesidad de cambiar.
¿Y por qué tú pensaste que era necesario incluir esas otras técnicas?
La gente ya estaba cansada de ver siempre lo mismo. Yo había visto muchas cosas en los festivales, agrupaciones con estilos distintos: bunraco de la China, los argentinos con las marionetas de varilla, los rusos con muñecos de mesa y tantos más; cada uno de ellos me impresionaba y como me gustaban todos los estilos, todas las técnicas; me dije y ¿por qué no mezclarlo todo en un solo concepto? Y ahí fue cuando nació Teatro Bengala. Decidimos trabajar directamente con el público y con los muñecos; que los niños y el público vieran el titiritero y como manipulaba al muñeco. Y, como ante todo soy un actor, no puedo apartar los títeres de la parte de la actuación y entonces, es por eso que también le inyectamos el toque de la narración oral, del teatro, algo de mímica -porque me gustan mucho los mimos- y ahí es cuando sale el concepto distinto. Mi interés continúa siendo mezclar todo y fundirlo en una línea de trabajo. En cada espectáculo pretendo conseguir la mezcolanza de una diversidad de propuestas.
¿Cuál fue la primera actividad con Bengala?
Filipo, cabeza puntiaguda, una obra de títeres que escribí. Gustó mucho y comenzamos a rodar por el Estado Anzoátegui. Actualmente esta obra está siendo montada por Yuri Villegas en el TKNELA Teatro, de Valencia.
¿Cómo trabajan en Teatro Bengala?
Cuando veo algo que me llama la atención o cuando estoy con una imagen creativa la planteo en el grupo y por lo general, dentro del mismo grupo surgen nuevas ideas sobre esa idea y entonces es cuando creamos algo.
Nuestro productor y director ejecutivo es Denzil Romero C. que es el responsable de que nuestro trabajo gire por todo el país. Es el responsable que hayamos participado en varios importantes festivales realizados en Venezuela y es el responsable de que pronto salgamos al extranjero.
Aprovecho el comentario de Roblan y el que hacemos una parada en una cafetería de la carretera para hacerle unas preguntas a Denzil, que, además, es el chofer del viaje.
Denzil, tú apenas llevas un año en el grupo, dime que viste al llegar y qué estás haciendo para que el Teatro Bengala sea conocido.
Cuando entré al grupo encontré que había una gran calidad artística, pero vi que estaban muy regionalizados. Era un grupo que tenía muchos deseos de hacer cosas, sin embargo le faltaba la organización, la parte administrativa, alguien que se dedicara exclusivamente a proyectar sus trabajos. Realmente, cuando llego, ya Roblan, por su lado, tenía una gran trayectoria y el grupo es reconocido por sus aportaciones, pero localmente. Yo había entrado al grupo enamorado de su trabajo y me propuse proyectarlo a nivel nacional. Conversé con Roblan y los demás integrantes del grupo y este año nos dedicamos a proyectarlo a nivel nacional.
(...)
Volvemos a la carretera y continúo con mi entrevista a Roblan
(...)
Ya llevas tres años haciendo lo que deseabas, ¿qué has logrado con respecto a tu interés de cambiar la estructura del teatro infantil de Venezuela?
Se han logrado cosas buenísimas. El grupo ha recorrido casi todo el país y siempre tratamos de impartir clases en los sitios donde llegamos, compartirnuestros conocimientos en las distintas técnicas. Esos talleres ayudan a un cambio. En poco tiempo, hemos logrado un status y desde el Estado Anzoátegui, hemos logrado un nombre a nivel nacional como una de las agrupaciones más importantes de teatro infantil.
Crees que la forma de trabajar el títere hoy, ¿es muy distinta a la forma que había en Venezuela cuando nació Bengala?
Sí. Cuando comenzamos propusimos romper con el teatrino. Eso era casi un sacrilegio en este país, no se concebía un espectáculo de títeres sin teatrino. Aquí en el país todos manejaban los mismos muñecos; en el Estado Zulia solamente de cuerda, en el Estado Sucre un muñeco muy básico de varilla y en los demás Estados guiñol porque Di Mauro lo difundió por todo el país. Cada uno de los integrantes busca de acuerdo a sus intereses; uno de cuerda, el otro de varilla, el otro de media y sobre esa misma técnica tratamos de proponer cosas nuevas y se han logrado unos productos espectaculares.
Somos un punto de referencia para muchas agrupaciones y de hecho, ya existen grupos que están copiando los estilos nuestros. Ya se está dejando de usar teatrino, hay grupos que están mezclando la narración oral con los títeres y el teatro y, para mi, eso es importante porque pienso que es parte de la evolución que necesitamos. Realmente Bengala se ha convertido como en un laboratorio de investigación. Siempre estamos tratando de innovar cosas y, es por eso que dicen, en Venezuela, que rompemos esquemas... Ya hay una diversidad, antes no la había. Ahora sí hay muchas cosas distintas que ver...
¿Cómo ves el teatro de títeres y el teatro infantil en comparación con el teatro de adulto?
Es una cadena. En la cúspide está el teatro de adultos, le sigue el teatro infantil, continúan el teatro de títeres, sigue la narración oral y de último están los mimos y los magos. Ahora está ocurriendo algo interesante, se está generando un movimiento, sobre todo en el interior del país; lo que en la capital (Caracas) llaman provincia, unos estilos de trabajo impresionantes. Son pocos conocidos, pero el teatro infantil del interior del interior se está dando cuenta que puede ser revolucionario si fuciona el títere, con la narración oral, la magia... con toda manifestación, como hemos estado haciendo en Bengala.
(...)

(1) Tilingo es la institución pionera del teatro infantil en Venezuela. Celebró el 35 aniversario en abril de 2002. (N.E.)

* Los fragmentos de esta entrevista fueron tomados de OLLANTAY theater magazine. Volumen X, Number 19. Special Issue Venezuelan Theater.

CARPENTIER y el teatro de títeres

<strong>CARPENTIER y el teatro de títeres</strong> EDDY DÍAZ SOUZA
Durante la década de los 50, el destacado novelista cubano Alejo Carpentier llegaba impaciente a la máquina de escribir _muchas veces presionado por el tiempo_ y comenzaba a organizar sus ideas, para dejar en breve la crónica, sabia y culta, lista para ser publicada en su columna Letra y Solfa: Teatro. del diario El Nacional.
Hay en sus letras sobre el teatro materia feraz que nos ayuda a redibujar a este gran autor, partiendo de su misma palabra impresa. Pero hay además en sus crónicas teatrales un mapa espectacular y humano, hecho de pequeños trozos de prosa que bien pueden juntarse a la hora de reconstruir nuestro pasado escénico.
En Letra y Solfa: Teatro, la anécdota se acompaña de la reflexión. El autor recrea el color local, la escena de su tiempo, y de este punto despega para ensamblarse con la herencia universal.
Es, sin embargo, el valor que le concede al teatro de títeres lo que más llama mi atención. Por ello comentaré (o presentaré) algunos fragmentos de este artículo, aunque sugiero al lector que revise más pacientemente el volumen en su totalidad, en caso de tenerlo a mano.
Decía Alejo Carpentier en su crónica El pozo de la vieja Inés:
El teatro de títeres responde a una vieja necesidad espiritual del hombre. Los persas y los hindúes tuvieron sus títeres, y también los javaneses, bajo la forma de primorosas figuras planas, hechas para animar un teatro de sombras -intuición asiática del cinematógrafo. Y cuando la monja Hroswitha pensó en la posibilidad de un teatro cristiano, antes de que nacieran los misterios del Medioevo, lo confió al arte de las marionetas... Hoy, a pesar de todas las posibilidades ofrecidas a la imaginación por el cine y los portentos de la tramoya moderna, los escenarios de títeres siguen teniendo un público fiel en el mundo entero. Cada tarde se alza, en París, el telón del Guiñol Anatole, en los Campos Elíseos, para dar comienzo a la Farsa del gendarme apaleado. En Amberes, al fondo de una sala próxima a los muelles del Escalda, se agitan los títeres de un teatro con varios siglos de existencia, que aún animan gestas de la Andante Caballería, con los personajes de Branciforte, Huon de Burdeos y el Rey Arturo, ante un público de marineros, triscadores de pipas de barro. En Lyon, vociferan y gesticulan los héroes del Guignol Lyonnais, encabezados por el personaje típico, local, de Ñafrón. Y en algún gran escenario de Italia, actúan, en gira muy pregonada, los aristócratas del género que son los piccoli de Vittorio Podrecca, que han dado ya varias veces la vuelta al mundo, cantando óperas de Mozart y partituras, especialmente escritas para ellos, de Ottorino Respighi...
Continúa Carpentier refiriéndose, en párrafo siguiente, a los aportes de autores como Anatole France y Federico García Lorca.
Ya finalizando el artículo, Alejo vuelve su mirada hacia la escena local y escribe:
...la otra tarde, regocijándome con el espectáculo de muñecos de Freddy Reina, que ha creado, con su esposa Lolita, un auténtico teatro de marionetas venezolanas, donde Juan Bimba, María Moñito, la Vieja Inés, el Jefe Civil, el vendedor de escobas, la chiva y el ganso, animan una farsa deliciosa por su movimiento y su gracia. Y dentro de ella -esto es lo maravilloso-, a pesar del criollismo de los personajes, del decorado y del texto, volvemos a encontrar los eternos principios de la farsa universal, con su inacabable eficiencia cómica. Cuando el ladrón disfrazado de Vieja Inés asesta al escobero "doce palos y uno de ñapa", nos reímos como nos reiremos siempre del gendarme apaleado del Guiñol Anatole de París -como nos reiríamos de los bastonazos dados por Scapin de Molière al vejete escondido dentro de un saco. Y cuando pregunta Juan Bimba a los niños si el ladrón está bien muerto o finge estar muerto, cien voces contestan, angustiadas: "¡Vivo! ¡Cuidado! ¡Está vivo!"...
(...)
7 de febrero de 1953.
* * * * * * * * * * * * *
CARPENTIER, Alejo. "El pozo de la Vieja Inés" en Letra y Solfa: Teatro. Compilación y prólogo de Raimundo Respall Fina. Editorial Letras cubanas. La Habana, Cuba, 1994. pp.25-26.

LOS JUEGOS ESCÉNICOS

<strong>LOS JUEGOS ESCÉNICOS</strong> Cómo practicar la dramatización con niños de 4 a 14 años es un excelente texto de Juan Cervera, que podrían tener en cuenta docentes e instructores de teatro al momento de plantearse los juegos escénicos en el espacio escolar.
Cervera nos aclara:
"Dentro del panorama educativo es sabido que a la dramatización se le atribuyen otros objetivos como favorecer la comunicación. Podríamos decir que esto más que un objetivo en sí mismo constituye una consecuencia lógica del perfeccionamiento de los medios de expresión y de la potenciación de la creatividad. De la misma manera puede asignársele, dentro de la comunicación, la virtud de ser excelente auxiliar para facilitar la adquisición de conocimientos.
Pero si bien se mira, estas posibilidades auxiliares de la dramatización -para propiciar vivencias religiosas, históricas o culturales, por ejemplo, la emplean algunos- en modo alguno deben considerarse objetivos fundamentales y mucho menos empañar o empequeñecer la función primordial de la dramatización que tiene virtualidades educativas peculiares suficientes para educar por sí misma, sin necesidad de convertirse en sierva de otras disciplinas.
Tampoco la dramatización debe convertirse en instrumento obligado de concienciación social y política, y mucho menos reducirse a ello. Si esto se consigue a través de ella, cosa innegable en algunos casos, es en la misma medida en que lo alcanza la educación en general.
Por otra parte, la dramatización en la escuela no persigue la formación de actores, ni fomentar el gusto por el teatro, ni despertar vocaciones o afición por el arte dramático. El teatro, como manifestación cultural, ha de tener poder de convocatoria para conseguir tales metas. Y, si no las consiguiera, sería porque habría perdido vigencia en la sociedad y se habría transformado en un arte caduco. En consecuencia, estaría condenado a desaparecer del panorama de las manifestaciones culturales vivas para refugiarse en la historia".
Si desea leer este texto en toda su extensión, visite de una vez la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes desde este enlace:
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01349418644459163977579/index.htm