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TEATRIN VIAJERO

Alternativas para acercarse a la memoria

<strong>Alternativas para acercarse a la memoria</strong> Por: Vivian Martínez Tabares
Fuente: El foro de occidente [Boletín electrónico]. Año 2, N° 11.-- Guanare, 22 de noviembre, 2004.

De Colombia --siguiendo el hilo de mi reseña de ayer--, llegó también El Guiño del Guiñol, de Bogotá, con la obra de Alberto López El último árbol, dirigida por Camilo Cuervo. La pieza debate la necesidad de que el hombre se asuma como parte de la naturaleza y cuenta una fábula que combina en la escena armónicamente un actor y un conjunto de títeres, con excelentes manipulaciones. Un retablo no tradicional: el hueco de un árbol --el único que queda sobre el planeta--, es el escenario de tensiones entre el talador, depredador e insensible, y los animales, que defienden con ingenio su habitat, erigido casi en un símbolo de último reducto para la vida.

Sin maniqueísmos y con sutilezas y humor, los titiriteros saben mover la acción en un discurso salpicado de alusiones urbanas y contemporáneas, cercanas a los espectadores y, en aras de una consciente no esquematización, introducen aristas que comprometen la opción volitiva del personaje e implican al público en un debate que implica la decisión personal. Así, conducen a los niños a una toma de partido a favor de preservar la especie, como resultado, según expresaron en el foro, no de una moraleja sino de una “sofileja”, o una suerte de proceso de concienciación a través de la sabiduría, o lo que es lo mismo, el conocimiento que no desdeña la memoria.

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