CIRILINDA Y KOSSA POR TRES
Por: Carlos E. Herrera.
Crítico teatral
Fuente: El foro de occidente. [Boletín electrónico] Año 2. N° 5.- - Guanare, 16 de noviembre, 2004.
Ya el Festival de Teatro de Occidente 2004 ha cumplido su tercera jornada de exhibición. Hemos podido confrontar algunas propuestas escénicas tanto para niños en su modalidad de teatro infantil, títeres y producciones para adultos y ello me obliga a enfatizar que si bien hasta los momentos ha habido variedad, también es cierto que han habido montajes para gustos y disgustos. Por lo pronto suscribiré mis comentarios a lo que he visto en el marco de la muestra infantil.
Es así que, en la vitrina estructurada para nuestros locos bajitos dentro de los espacios del Auditórium del Liceo José Vicente de Unda aprecié, el día sábado 13, la producción Cirilinda a cargo del Taller Permanente de Formación Actoral del Estado Guanare (TAPFA). Con dirección de Mayeli Delfín este joven colectivo asumió con buen espíritu artístico, creativo e imaginativo, las exigencias del texto del dramaturgo ibérico Pablo Vergne.
En la exposición argumental descubrimos un texto un tanto barroco en referencias, con un discurrir anecdótico que habla de tres hermanas con personalidades y caracteres contrastantes: una, ambiciosa y externa (Lucrecia, caracterizada de forma convincente por Emilger Arroyo), la sagaz e inteligente Carlota (con buena disposición interpretativa por parte de Elizabeth Prato) y, finalmente, la jovial pero bella Cirilinda (interpretada con atino y desenfado por Edilsa Montilla). Este trío de hermanas hay una cierta rememoración al cuento de la Cenicienta se esfuerzan en ganar el favor de La Luna (con buena entrega de Karelys Martínez) quien otorgará la gracia a la que muestre mejores cualidades.
Es la búsqueda de la felicidad y el amor que, en todo cuento tiene dos facetas. Una maligna, institucionalizada por la sempiterna bruja (Yaleida Jaramillo quien ofrece una composición oscilante que debe ser más trabajada) que se aprovechará de la inocente Cirilinda y caerá en sus maleficios. Otra, la que representada por el amor del Príncipe, actuado un tanto chato por Jean Carlos Cornieles.
Entre ellos, una suerte de personajes apoyarán o serán obstáculos para que la línea argumental alcance su desarrollo y desenlace: entre los que podemos mencionar al viejo Rey, ansioso de ver casada a su mejor hija con el apuesto Príncipe y que estuvo interpretado sin mucha efectividad por Carlos Moreno; el Chatarrero, suerte de Narrador y actante de algunas situaciones quien con mayor frescura y dominio de la escena saca muy buenos momentos y finalmente, el singular Rocinante aliado de la maga, que fue caracterizado con solvente manejo corporal y expresivo por Yanmar Rojas.
La dirección de Mayeli Delfín aún está en proceso de maduración. Maneja con firmeza los códigos esenciales de la puesta en escena pero su debilidad radica en no sacar el mejor partido del potencial histriónico. Si poco a poco comienza a ser más exigente con este aspecto, empezará a ver como obtiene respuestas menos planas del conjunto y también exprimir hasta el tuétano las dormidas potencialidades que están siendo moldeadas en un taller que está dando sus frutos escénicos.
La producción general es cuidadosa, brillante y plena de imágenes lo cual otorga una especial mirada del público. Se hizo patente de entrada la calidad de la forma, la línea, el uso del color y el vuelo imaginativo simbólico de Manuel Manzanilla en el diseño de escenografía y decorado; la iluminación (diseñada por Kelinson Berríos) fue sencilla ya que entendemos las limitantes técnicas del espacio; sin embargo, hay un algo que indica que con mayores recursos de reflectores se pudo alcanzar una atmósfera complementaria que hubiese realzado el todo escénico. En referencia al diseño de vestuario ideado por Manuel Manzanilla diré que estuvo estupendo y que suma puntos a la imagen global del espectáculo.
La producción ejecutiva y general de Julián Ramos y Carlos Arroyo apadrinaron el resultado de un espectáculo que, más allá de ser derivado de un novel grupo de talleristas con actores fogueados y otros no tanto, pueden competir en buena lid con cualquier propuesta para niños tanto de la región como de las urbes donde la tradición del hecho escénico para niños está firmemente consolidada.
Cirilinda es una propuesta que debe ser revisada y en esa revisión que implica ajustes en la respuesta actoral, un mejor aceitado de ritmo, disminuir la presencia de lugares comunes en lo discursivo, compactar hasta donde sea posible la eficacia de las escenas y cohesionar el todo bajo la fórmula de la calidad que exteriormente nos ofrece podrá, sin lugar a dudas estar teniendo presencia en la mente de cualquier premio que exalte el esfuerzo y la creación del teatro para niños. Un arte de los más difíciles en estos tiempos altamente mediatizados y donde campea de forma abierta la improvisación y la ausencia de rigor.
Una segunda opción que disfruté y con mayor alegría de mi corazón de adulto con latir de infante- fue la que me proporcionó el colectivo de títeres argentino Kossa Nostra con su exultante kossa por tres. Un mosaico de pequeñas historias, con guiones armados de forma colectivas que adquirieron vida y expresión lúdica a través de las expertas y sensibles manos de Silvia Bóveda, Narcelo Reynoso y Federico Basko Ugalde quienes expusieron ante la compacta chiquillería - que asistió a verlos el día domingo 14- sus delicias creativas armadas sobre un arte aureado con cientos de años, con historias de ayer y de hoy más allá de exhibir ciertas salpicaduras / travesuras de contenido con tono político, social y hasta local.
Una trouppe que supo plantar con profesionalismo y excelente dominio de la escena su más granada panoplia de recursos técnicos y artísticos basados en poderosas armas como la desenvuelta manipulación del guante, el sabio manejo de las varillas y la pulcra animación de objetos. Fue pues, un compacto pero hiperdivertido momento que simplemente sacó mi mejor sonrisa, la cual se adicionó sin complejo a la natural algarabía y obvio desprendimiento de un público entregado al disfrute que les proporcionó este solvente grupo de artistas sin fronteras. Un aplauso. Mi más caluroso saludo, aplauso y recomendación para lo que está siendo su gira regional.
NOTAS DE TEATRINVIAJERO:
Premios obtenidos por Pablo Vergne con su obra Cirilinda:
Pablo Vergne
Cirilinda
Crítico teatral
Fuente: El foro de occidente. [Boletín electrónico] Año 2. N° 5.- - Guanare, 16 de noviembre, 2004.
Ya el Festival de Teatro de Occidente 2004 ha cumplido su tercera jornada de exhibición. Hemos podido confrontar algunas propuestas escénicas tanto para niños en su modalidad de teatro infantil, títeres y producciones para adultos y ello me obliga a enfatizar que si bien hasta los momentos ha habido variedad, también es cierto que han habido montajes para gustos y disgustos. Por lo pronto suscribiré mis comentarios a lo que he visto en el marco de la muestra infantil.
Es así que, en la vitrina estructurada para nuestros locos bajitos dentro de los espacios del Auditórium del Liceo José Vicente de Unda aprecié, el día sábado 13, la producción Cirilinda a cargo del Taller Permanente de Formación Actoral del Estado Guanare (TAPFA). Con dirección de Mayeli Delfín este joven colectivo asumió con buen espíritu artístico, creativo e imaginativo, las exigencias del texto del dramaturgo ibérico Pablo Vergne.
En la exposición argumental descubrimos un texto un tanto barroco en referencias, con un discurrir anecdótico que habla de tres hermanas con personalidades y caracteres contrastantes: una, ambiciosa y externa (Lucrecia, caracterizada de forma convincente por Emilger Arroyo), la sagaz e inteligente Carlota (con buena disposición interpretativa por parte de Elizabeth Prato) y, finalmente, la jovial pero bella Cirilinda (interpretada con atino y desenfado por Edilsa Montilla). Este trío de hermanas hay una cierta rememoración al cuento de la Cenicienta se esfuerzan en ganar el favor de La Luna (con buena entrega de Karelys Martínez) quien otorgará la gracia a la que muestre mejores cualidades.
Es la búsqueda de la felicidad y el amor que, en todo cuento tiene dos facetas. Una maligna, institucionalizada por la sempiterna bruja (Yaleida Jaramillo quien ofrece una composición oscilante que debe ser más trabajada) que se aprovechará de la inocente Cirilinda y caerá en sus maleficios. Otra, la que representada por el amor del Príncipe, actuado un tanto chato por Jean Carlos Cornieles.
Entre ellos, una suerte de personajes apoyarán o serán obstáculos para que la línea argumental alcance su desarrollo y desenlace: entre los que podemos mencionar al viejo Rey, ansioso de ver casada a su mejor hija con el apuesto Príncipe y que estuvo interpretado sin mucha efectividad por Carlos Moreno; el Chatarrero, suerte de Narrador y actante de algunas situaciones quien con mayor frescura y dominio de la escena saca muy buenos momentos y finalmente, el singular Rocinante aliado de la maga, que fue caracterizado con solvente manejo corporal y expresivo por Yanmar Rojas.
La dirección de Mayeli Delfín aún está en proceso de maduración. Maneja con firmeza los códigos esenciales de la puesta en escena pero su debilidad radica en no sacar el mejor partido del potencial histriónico. Si poco a poco comienza a ser más exigente con este aspecto, empezará a ver como obtiene respuestas menos planas del conjunto y también exprimir hasta el tuétano las dormidas potencialidades que están siendo moldeadas en un taller que está dando sus frutos escénicos.
La producción general es cuidadosa, brillante y plena de imágenes lo cual otorga una especial mirada del público. Se hizo patente de entrada la calidad de la forma, la línea, el uso del color y el vuelo imaginativo simbólico de Manuel Manzanilla en el diseño de escenografía y decorado; la iluminación (diseñada por Kelinson Berríos) fue sencilla ya que entendemos las limitantes técnicas del espacio; sin embargo, hay un algo que indica que con mayores recursos de reflectores se pudo alcanzar una atmósfera complementaria que hubiese realzado el todo escénico. En referencia al diseño de vestuario ideado por Manuel Manzanilla diré que estuvo estupendo y que suma puntos a la imagen global del espectáculo.
La producción ejecutiva y general de Julián Ramos y Carlos Arroyo apadrinaron el resultado de un espectáculo que, más allá de ser derivado de un novel grupo de talleristas con actores fogueados y otros no tanto, pueden competir en buena lid con cualquier propuesta para niños tanto de la región como de las urbes donde la tradición del hecho escénico para niños está firmemente consolidada.
Cirilinda es una propuesta que debe ser revisada y en esa revisión que implica ajustes en la respuesta actoral, un mejor aceitado de ritmo, disminuir la presencia de lugares comunes en lo discursivo, compactar hasta donde sea posible la eficacia de las escenas y cohesionar el todo bajo la fórmula de la calidad que exteriormente nos ofrece podrá, sin lugar a dudas estar teniendo presencia en la mente de cualquier premio que exalte el esfuerzo y la creación del teatro para niños. Un arte de los más difíciles en estos tiempos altamente mediatizados y donde campea de forma abierta la improvisación y la ausencia de rigor.
Una segunda opción que disfruté y con mayor alegría de mi corazón de adulto con latir de infante- fue la que me proporcionó el colectivo de títeres argentino Kossa Nostra con su exultante kossa por tres. Un mosaico de pequeñas historias, con guiones armados de forma colectivas que adquirieron vida y expresión lúdica a través de las expertas y sensibles manos de Silvia Bóveda, Narcelo Reynoso y Federico Basko Ugalde quienes expusieron ante la compacta chiquillería - que asistió a verlos el día domingo 14- sus delicias creativas armadas sobre un arte aureado con cientos de años, con historias de ayer y de hoy más allá de exhibir ciertas salpicaduras / travesuras de contenido con tono político, social y hasta local.
Una trouppe que supo plantar con profesionalismo y excelente dominio de la escena su más granada panoplia de recursos técnicos y artísticos basados en poderosas armas como la desenvuelta manipulación del guante, el sabio manejo de las varillas y la pulcra animación de objetos. Fue pues, un compacto pero hiperdivertido momento que simplemente sacó mi mejor sonrisa, la cual se adicionó sin complejo a la natural algarabía y obvio desprendimiento de un público entregado al disfrute que les proporcionó este solvente grupo de artistas sin fronteras. Un aplauso. Mi más caluroso saludo, aplauso y recomendación para lo que está siendo su gira regional.
NOTAS DE TEATRINVIAJERO:
Premios obtenidos por Pablo Vergne con su obra Cirilinda:
Pablo Vergne
Cirilinda
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