POETICA DE LA DIFERENCIA
Gerardo Fulleda León
07/09/2006
Los seres humanos ademas de tener características físicas que nos singularizan en la generalidad, poseemos apetencias, sueños y frustraciones particulares que acaban de darnos el toque, que dentro del marco de semejanzas nos hacen únicos e irrepetibles.
El arte, desde un comienzo de su existencia, ha servido para ejemplificarnos en síntesis esos dones que le otorga al otro, semejante, su sello de diferencia, ante nuestros ojos y patrones.
Hans Christian Andersen (1805-18759), el reconocido autor danés de las fantasías para niños, que aun nos acompañan, trató de reflejar siempre en sus obras una visión que de algún modo contraviniera los modelos establecidos en la comprensión de la naturaleza humana. Precisamente en una de sus obras cumbres aborda el tema del derecho al diferente, pese al medio adverso, a realizarse en la magnitud de su verdadera naturaleza. Esta lectura, tan polémica siempre, ha servido para que el joven dramaturgo y poeta Norge Espinosa se anote otro tanto mas a la hora de versionar el relato del autor danés, al leer entre lineas los posibles significados para nuestra realidad escénica, de hombres del siglo XXI, que se puede inferir de la fabula de El patico feo.
Esa profundidad en la lectura dramaturgica de un texto, tan manoseado por otras versiones, es la que reelabora Norge con novedad y eficacia teatral, para ponerlo en las manos mas idóneas del Teatro de las estaciones y Rubén Darío Salazar quien otorga al material, con el diseñador, un concepto e idea visual trascendente.
Pero si Zenen Calero no fuera el creador de los diseños escenograficos, de vestuario y máscaras y de cuanta imagen visual reluce en el escenario, no reinaría la belleza y funcionabilidad, que a cada instante nos sorprende y deslumbra con matices de un alto vuelo expresivo.
Elvira Santiago ha compuesto una suite musical cuya mayor virtud es hablar sin estridencias y hacernos transitar por diversos estados de ánimos, sin excesos o remarcaciones innecesarias, pese al carácter descriptivo de sus propósitos. Mas cercana a esa joya de Las estaciones de Chaikosvsky, con su impronta neorromántica que a las expresiones de un Vivaldi; los estados anímicos y las situaciones son subrayadas levemente con una delicada tesitura que agradecemos.
Los actores Migdalia Segui, Freddy Maragotto, Fara Madrigal y Yerandy Basart saben jugar en cada ocasión el rol que acometen a plenitud sin divismo o excesos, puliendo los detalles de sus caracterizaciones con un cuidado que linda con el preciosismo. Logran así trasmutarse ora en protagónicos, ora en meras figuras indispensables del conjunto.
Ninguno de los espectáculos anteriores de Teatro de las Estaciones, había perfilado de manera tan diversa y explícita ese acercamiento a la danza como un medio para clarificar los contenidos y la caracterización escénica. Liliam Padrón ha dejado su impronta en la expresividad y economía corporal de los ejecutantes. A eso ayudan las máscaras y la perspicacia y talento de Rubén Darío Salazar que ha sabido aunar creativamente, todas las anteriores bondades para erigir un espectáculo que rezuma un poderío poético y conceptual, poco común en nuestros escenarios.
El patico feo., una nueva perspectiva de un texto clásico que sin lugar a dudas desatará interrogantes entre adultos y niños pero ante cuyo donaire y alcance, el carro de Tespis lo hará transitar por el camino de los aplausos y lauros.
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karina -
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