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TEATRIN VIAJERO

Premio Villanueva de la Crítica Teatral Cubana 2006 para TEATRO DE LAS ESTACIONES

Premio Villanueva de la Crítica Teatral Cubana 2006 para TEATRO DE LAS ESTACIONES

El Teatro de Las Estaciones celebra su Premio Villanueva de la Crítica Teatral Cubana 2006 a los mejores espectáculos del año, recibido por El Patico feo, nuestra última producción (26 de agosto de 2006), y lo comparte feliz con los amigos y colegas adjuntando el poema de nuestro dramaturgo Norge Espinosa, que inspiró la puesta en escena, más fotos del montaje realizadas durante presentaciones en Matanzas.

Un cariño multicolor

de Teatro de Las Estaciones.


EL VERANO

Prólogo de acción dramática y danza.

El Verano es un estallido de claridad, un arco de luz que cubre hojas, hierbas, estanques, con pretexto de cielo recién estrenado. En el Verano, un manantial rodeado de juncos. Entre los juncos, el nido de Mamá Pata, ansiosa por ver salir a sus hijos de los huevos que durante tanto tiempo ha protegido con su calor. Cada rayo de luz anuncia los nacimientos. La impaciencia de Mamá Pata es la seguridad, ya, de la nueva vida.

(Acción dramática.)

¡Qué mañana en el campo tan dorada
el pincel del verano dibujó!
Hierba verde, resplandores
De un trigo tan maduro como el sol.

Entre los juncos silvestres
allá donde no hay más jardín,
Mamá Pata, ya impaciente,
esperaba que por fin
sus hijitos descubrieran
el gran mundo en que vivir.

Y por fin, con alegría,
se abrió cada cascarón.

“¡Qué grande y hermoso es todo!”
“¡Qué grande y hermoso es todo!”
fue su primera canción.

Pero de toda la cría, hay uno extraño,
De escasas plumas, de paso raro.

“Sea como sea, mi hijo bien es”,
dijo la Pata, “y sé que nadando pronto lo veré”.

Y con mucho orgullo, los lleva al corral
para que saluden a cada animal,
vecinos curiosos y hasta impertinentes,
pues hay en el mundo toda clase de gentes.

“Saluden al viejo pato español,
que es alguien de clase y de gran distinción.

Vean en su pata la cinta bermeja,
es cual corona para quien la posea.”


Gallinas chismosas se acercan a ver
qué nuevas noticias pueden conocer.

“Qué lindos son todos, mas ése, qué feo”
“Aunque esté nadando, que sea pato, no creo”.

“Que el Gato se encargue de ese adefesio,
lo coja por cena, merienda o almuerzo”.

Y el Gato asusta al Patico Feo,
lo amenaza un pavo, lo miran con celo,
y hasta sus hermanos de él se avergüenzan.

Y la Mamá Pata entristece de pena.
Y es tanto el desorden, la burla y la risa
que el Patico Feo decide con prisa
saltar y escapar, dejar atrás todo,
Prefiere saberse en paz, aunque solo.

Camina y descubre en un lago cercano
A sapos que fuman y ríen al mirarlo.

“Qué bicho más raro, en verdad es feo,
prefiero un catarro a darle algún beso.”

Y así fue acabando el Verano dorado,
para el Patico Feo, tan desamparado.

Se cierran las rosas, se esfuma el calor.
¿No hay nadie que entregue un abrazo de amor?


II
OTOÑO

Prólogo de acción dramática y danza.

Las hojas van cayendo de ramas y arbustos. Las flores se secan, cual princesas olvidadas. Los cantos de los pájaros van acallándose. La melancolía del paisaje es una sombrilla rojiza y sepia. Los atardeceres son largos y silenciosos. Por los caminos, deambula a ciegas la tristeza.

(Acción dramática.)

En el otoño, la melancolía,
dio al Patico Feo su asombrosa flor.

Oculto y callado, fantasma sin plumas,
corrió una aventura
que aún más lo asustó.

Un par de conejos: uno bizco, uno viejo,
que se le encontraron quisieron bromear.

“Ven con nosotros, conozco a una pata
coja y barata, te desposará.”

Y en eso se escucha un trueno, un disparo,
y caen los conejos sin vida ante él.

Y un perro furioso, enorme, espantoso
se acerca, lo huele, lo mira y lo hiere
con ojos de odio… ¡y no lo tocó!

“Qué bueno que al menos ser algo tan feo,
de tan grandes dientes me protegió!”

El viento arreciaba, y en una cabaña
que antes fuera hermosa, el Patico entró.

Y halló que una vieja allí cobijaba
a un Burro que Conde y francés se creía
y a una Vaca engreída
que en otra vida ópera cantó.

“¿Sabes rebuznar?” “No” “Pues te callas”
“¿Y no darás leche?” “Tampoco” “¡Qué horror!”

“Qué mal anda el mundo con gente tan vaga,
que no carga heno, no ha visto Versalles,
y nunca en la Scala ni un aria cantó”.
Y soñaba el Burro con hierba muy fresca
que en platos dorados le traía un marqués.

Y sueña la Vaca que aplauden su canto
y un buey millonario le ofrece su amor.
Y la Vieja sueña ser joven lechera,
y que es rica su granja, como antes lo fue.”

Y el Patico sueña con algo de cielo,
ése es su reflejo, el que quiere ver,
Y hay en sus alas un poco de espejo:
el sueño se guarda muy dentro de él.

III
INVIERNO

Prólogo de acción dramática y danza.

Lejos se queda la vieja cabaña y el Patico Feo decide volver al camino. Un camino cada vez más frío, más blanco. La nieve silba ante él sus adivinanzas: los copos lo embrujan, tratan de detenerlo. Pero el Patico sabe que más adelante, de alguna manera, lo espera el calor. El Invierno es un espejo engañoso y blanquísimo. Una estación que viste de tul a su soledad.

(Acción dramática.)

Con dedos de nieve se aparece el frío,
rey muy vestido de armiño y de tul,
muchacho de plata que sopla hacia el bosque
su hechizo en palabras de perfecto azul.

Nadaba el patico en un charco con fuerza
tratando de entrar nuevamente en calor,
pero el Invierno, con risa de nieve,
el agua en sus patas al fin congeló.
Y el Patico Feo creyó que moría,
cuando la ventisca su cuerpo tocó.
¿No habría nunca un cielo para él, ese día,
con el que insistente, tan solo, soñó?

Mas un campesino, que andaba muy cerca,
a tiempo ha llegado.
Y a su cabaña, muy apurado,
para revivirlo, se lo llevó.

Y el Patico Feo, abriendo los ojos,
tuvo mucho miedo, pues ya la bondad
le era cosa extraña, y siempre pensando
que en sopa acabando podría ser su plan,
escapa asustado, regresa a la nieve,
y hallando en la tierra un hueco en que puede
volver a ocultarse, allí quedará
mientras el Invierno, con guante de fieltro
sintiendo su pena, lo protegerá.


IV
PRIMAVERA

Prólogo de acción dramática y danza.

El invierno es una alfombra cada vez más pequeña, un niño que vuelve a desaparecer ante los rayos del nuevo sol: otro sol niño que anuncia su instante, y que abre arcoiris de luz intensa en el paisaje que la nieve hizo parecer tan blanco. Los pájaros dicen la verdad del día, la tierra renace en un verdor que se sorprende a sí mismo. La vida, otra vez, abre su puerta.

(Acción dramática.)

¡Primavera!
Qué sorpresa,
dama nueva en su balcón.
Flor abierta,
descubierta,
por un novio que es el sol.

Era el verde puro un verde tan verde
que el Patico Feo no se resistió.

Las amapolas, las rosas, los lirios,
lo invitaban afuera,
a una Primavera
que daba a sus alas
una fuerza mayor.

Y el Patico Feo sintió que llegaba
su anhelo hasta el cielo, y allá se escapó.

Y dejó atrás la tierra, sintiéndose extraño,
pero al mismo tiempo distinto, mejor,
hasta que en las alturas, divisó un paraje
nunca antes visto, un mágico estanque,
rodeado de un fabuloso jardín.

Y allí se posó, y de pronto tres cisnes,
tan blancos, tan bellos, tuvo alrededor.

El Patico Feo sintió que la muerte
se le acercaba, pues cómo él,
tan raro, tan triste, tan solo, tan pobre,
podía sentir tan enorme placer.

“Que ellos me maten, y así, por lo menos,
tendré en esa muerte el recuerdo más bello”.
Y frente al estanque su cuello inclinó.
Pero vio en sus alas, ya todas de espejo,
aquel blanco reflejo que lo deslumbró.

“Eres el cisne más delicado
y esbelto de todos. Eres nuestro rey”,
dijeron los cisnes, y al saludarlo,
lo hicieron sentir, al fin, lo que es,
saberse uno mismo, no importa en qué nido
se haya nacido, cuando se es
un cisne, un nombre, un alma, un amigo
que estuvo perdido, y vuelve a su fe.

Y el Ave admirada abriendo sus alas,
volvió a remontarse hacia aquel confín,
donde el arcoiris salió a recibirlo,
y el cielo le dijo: “quédate aquí”.
Pero aquellas alas, y tanta belleza,
nunca borraron lo que conoció.

Y en aquel cisne, rey de los aires,
un patico feo,
siempre palpitó.

Epílogo
El Patico Feo se transforma en un arcoiris que se reparte en aves multicolores, en cisnes de ensueño que dicen la verdad de su belleza. Las estaciones se funden en el arcoiris mismo: un tiempo donde el cuento es otra vez nuevo y espera a ser contado. Una mano enguantada, quien sabe si no la de Andersen, cierra las páginas y apaga de un leve soplo la última luz: el corazón mismo de aquel Patico Feo cuyo latido se pierde lentamente en el postrero haz de color.

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